En 1941, el Banco de México
consolidó sus funciones como banco central de propiedad exclusiva del Estado
mexicano, sin intervención de los intereses privados, mucho menos del exterior.
Logró mantener el valor de la moneda en casi todo momento, se convirtió en un
sólido prestamista de última instancia para los otros bancos. En otras palabras,
funcionó como uno de los pilares de la estabilidad macroeconómica, necesaria
para el crecimiento económico nacional de las siguientes décadas.
Entre los
años cuarenta y setenta, el gobierno no se contentaba con tener un banco
central sólido. adicionalmente, la banca de desarrollo prosperó amplió sus
recursos, mientras apoyaba cada vez a más sectores. Nacional Financiera
(NAFINSA) consolidó su papel como principal prestamista de la industria
privada. El Banco de Crédito Ejidal y el Nacional Agrarista hicieron lo propio
para mantener activa la producción del campo, aunque el último tuvo prioridad.
Nuevas instituciones gubernamentales surgieron en el periodo para apoyar
sectores específicos como el del Pequeño Comercio o el de Cinematografía (Peña,
2006: 375).
La banca
privada perdió por completo su vieja relación con los inversionistas del
exterior y paso a manos de empresarios nacionales. Dos instituciones destacaron
por su poder económico: el Banco Nacional de México (BANAMEX) y el Comercial (BANCOMER).
Las mismas podían prestar a algunos miembros de la clase media alta, aunque
concentraban sus créditos entre los ricos, no tenían una penetración en la
mayor parte de la población mexicana. En donde no podían llegar los préstamos
de los bancos privados o gubernamentales estaban los agiotistas, individuos que
prestaban a muy altos intereses, sin un marco legal que los regulara.
Desde
1976, la turbulencia financiera comenzó a menguar la solides de las
instituciones financieras. Después de un corto periodo de abundancia, la crisis
económica golpeo al país en 1982, en esta ocasión los banqueros fueron
considerados como parte de los culpables de los problemas. El presidente, López
Portillo, decidió nacionalizar la banca, no llevó a cabo un proyecto concreto,
mostraba el final de un viejo acuerdo entre el capital financiero y el gobierno
para lograr el desarrollo nacional, por la imposibilidad de ambos de mantener
firme la solides de la economía.
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